Por Armando Fontalvo L.
9 de octubre/05
Nuestra vida es la garganta desde donde se grita el amor de Dios a los hombres. Precisamente, la forma como los cristianos viven refleja en gran medida la fe que se tiene en las palabras de Jesús. Octubre, mes de las misiones, se perfila como el escenario donde debutarán las virtudes del cristiano, donde actitudes como respetar hacen vida ese mandamiento tan precioso que el Señor nos regaló en la Última Cena: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado”. Una difícil misión que el divino maestro nos dejo antes de su sacrificio en la cruz.
¿Cómo aplicamos esta misión del Señor Jesús a nuestra vida cotidiana? Asumiendo determinadas actitudes y valores que nacen del evangelio. Uno de los menos practicados es el respeto, que tiene mucho que ver con valorar al prójimo.
¿Por qué respetar? Porque la otra persona, como hijo de Dios, merece que no sea atacada su dignidad y que se le valore como persona. ¿Para qué respetar? Para sentirnos mejor con nosotros mismos y aceptar las cualidades y defectos del otro - ojo: aceptar no es dejar de corregir, es reconocer que su forma de ser no se amolda a lo que yo quisiera ver en ella. El respeto es muy importante a la hora de hacer ver los errores. Si se corrige a una persona con respeto, se hace ver que su personalidad es como una sabana blanca y fina, y que ese error es una mancha que crece poco a poco. Finalmente, el respeto es muy importante en la comunicación porque hace más placentero el dialogar, al sentir que sí se aprecia lo que uno dice.
Entonces, en este mes de octubre practiquemos el respeto con miras a perfeccionar nuestras relaciones, para así cumplir la misión de anunciar el evangelio de amor de Dios a nuestros hermanos, siendo pan partido para los hombres.
9 de octubre/05
Nuestra vida es la garganta desde donde se grita el amor de Dios a los hombres. Precisamente, la forma como los cristianos viven refleja en gran medida la fe que se tiene en las palabras de Jesús. Octubre, mes de las misiones, se perfila como el escenario donde debutarán las virtudes del cristiano, donde actitudes como respetar hacen vida ese mandamiento tan precioso que el Señor nos regaló en la Última Cena: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado”. Una difícil misión que el divino maestro nos dejo antes de su sacrificio en la cruz.
¿Cómo aplicamos esta misión del Señor Jesús a nuestra vida cotidiana? Asumiendo determinadas actitudes y valores que nacen del evangelio. Uno de los menos practicados es el respeto, que tiene mucho que ver con valorar al prójimo.
¿Por qué respetar? Porque la otra persona, como hijo de Dios, merece que no sea atacada su dignidad y que se le valore como persona. ¿Para qué respetar? Para sentirnos mejor con nosotros mismos y aceptar las cualidades y defectos del otro - ojo: aceptar no es dejar de corregir, es reconocer que su forma de ser no se amolda a lo que yo quisiera ver en ella. El respeto es muy importante a la hora de hacer ver los errores. Si se corrige a una persona con respeto, se hace ver que su personalidad es como una sabana blanca y fina, y que ese error es una mancha que crece poco a poco. Finalmente, el respeto es muy importante en la comunicación porque hace más placentero el dialogar, al sentir que sí se aprecia lo que uno dice.
Entonces, en este mes de octubre practiquemos el respeto con miras a perfeccionar nuestras relaciones, para así cumplir la misión de anunciar el evangelio de amor de Dios a nuestros hermanos, siendo pan partido para los hombres.
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