Por Freddy Berdejo
23 de octubre/05
Hace un año el Papa Siervo de Dios Juan Pablo II, pronunció una carta apostólica, invitando a toda la iglesia a reflexionar sobre el tesoro más grande y la herencia eterna y preciosa que Cristo Jesús nos dejó: La Santísima Eucaristía, memorial de su Pasión, Muerte y gloriosa Resurrección.
En su Carta apostólica ECCLESIA DE EUCHARISTIA, el recordado Papa afirma: “La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta continuamente experimenta con alegría, la promesa del Señor: «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo » (Mt 28, 20). En la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el cuerpo y en la sangre del Señor, se alegra de esta presencia con una intensidad única” Por eso el Papa Siervo de Dios Juan Pablo II consagró el año 2005 “año de la Eucaristía” un espacio, para que todos los católicos reflexionáramos sobre nuestro actitud hacia Cristo Sacramentado.
La Eucaristía no es un mero símbolo ni un signo de Cristo, es cristo que se hace presente bajos las especies de pan y vino y se nos da como alimento perfecto para nuestra alma.
Nuestro amado Papa Benedicto XVI ha seguido con la herencia dejada por Juan Pablo II, y ha invitado a todos los obispos del mundo reunidos en el Sínodo que se celebra durante este mes en Ciudad del Vaticano a reflexionar sobre algunos aspectos que conciernen al Santísimo misterio Eucarístico y a la Sagrada Liturgia. En la misa de inauguración del Sínodo, el Papa Benedicto XVI señala: “Nosotros celebramos la Eucaristía con la conciencia de que su precio fue la muerte del Hijo, el sacrificio de su vida, que en ella queda presente. Pero también sabemos que de esta muerte surge la vida, pues Jesús la transformó en un gesto de oblación, en un acto de amor, trasformándola profundamente: el amor ha vencido a la muerte”
freddyberdejo@hotmail.com
23 de octubre/05
Hace un año el Papa Siervo de Dios Juan Pablo II, pronunció una carta apostólica, invitando a toda la iglesia a reflexionar sobre el tesoro más grande y la herencia eterna y preciosa que Cristo Jesús nos dejó: La Santísima Eucaristía, memorial de su Pasión, Muerte y gloriosa Resurrección.
En su Carta apostólica ECCLESIA DE EUCHARISTIA, el recordado Papa afirma: “La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta continuamente experimenta con alegría, la promesa del Señor: «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo » (Mt 28, 20). En la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el cuerpo y en la sangre del Señor, se alegra de esta presencia con una intensidad única” Por eso el Papa Siervo de Dios Juan Pablo II consagró el año 2005 “año de la Eucaristía” un espacio, para que todos los católicos reflexionáramos sobre nuestro actitud hacia Cristo Sacramentado.
La Eucaristía no es un mero símbolo ni un signo de Cristo, es cristo que se hace presente bajos las especies de pan y vino y se nos da como alimento perfecto para nuestra alma.
Nuestro amado Papa Benedicto XVI ha seguido con la herencia dejada por Juan Pablo II, y ha invitado a todos los obispos del mundo reunidos en el Sínodo que se celebra durante este mes en Ciudad del Vaticano a reflexionar sobre algunos aspectos que conciernen al Santísimo misterio Eucarístico y a la Sagrada Liturgia. En la misa de inauguración del Sínodo, el Papa Benedicto XVI señala: “Nosotros celebramos la Eucaristía con la conciencia de que su precio fue la muerte del Hijo, el sacrificio de su vida, que en ella queda presente. Pero también sabemos que de esta muerte surge la vida, pues Jesús la transformó en un gesto de oblación, en un acto de amor, trasformándola profundamente: el amor ha vencido a la muerte”
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