CANTAD CON GOZO, YA SE ACERCA EL SEÑOR

Publicado por Mario Fontalvo

Por Redacción general EL PROFETA
4 de diciembre/05

Estamos ya habituados al término «adviento»; sabemos qué significa; pero precisamente por el hecho de estar tan familiarizados con él, quizá no llegamos a captar toda la riqueza que encierra dicho concepto. Adviento quiere decir «venida». Y nos preguntamos: ¿Quién es el que viene?, y ¿para quién viene?

En seguida encontramos la respuesta a esta pregunta. Hasta los niños saben que es Jesús quien viene para ellos y para todos los hombres. Lo saben también los adultos que participan de la alegría de los niños y parece que se hacen niños ellos también la noche de Navidad.

Sin embargo, muchos son los interrogantes que se plantean. El hombre tiene el derecho, e incluso el deber, de preguntar para saber. Hay asimismo, quienes dudan y parecen ajenos a la verdad que encierra la Navidad, aunque participen de su alegría.

Precisamente para esto disponemos del tiempo de Adviento, para que podamos penetrar en esta verdad esencial del cristianismo cada año de nuevo. Es Dios que viene, porque quiere que «todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Tim 2, 4). Viene porque ha creado al mundo y al hombre por amor, y con él ha establecido el orden de la gracia. Viene «por causa del pecado», viene «a pesar del pecado», viene para quitar el pecado. Y por eso, no nos extrañamos de que, en la noche de Navidad, no encuentre sitio en las casas de Belén y deba nacer en un establo (en la cueva que servía de refugio a los animales).

El adviento de cada año nos recuerda que la gracia, es decir, la voluntad de Dios para salvar al hombre, es más poderosa que el pecado. Por lo tanto, es preciso seguir ansiando la venida del Señor. Su venida en plenitud. Hasta la reconciliación universal, al final de los tiempos, la esperanza del adviento seguirá teniendo un sentido y podremos seguir orando: «Venga a nosotros tu reino».

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