Por Mario Fontalvo F.
18 de diciembre/05
Aquel viejito de traje rojo, barba blanca y risa monosilábica ha sido contratado por el comercio, para que encarne, con todo y su barriga “antichimenea”, al personaje central de la Navidad. Atrás quieren dejar a Jesús y su comitiva del pesebre que luchan por mantener su estante, en el supermercado abarrotado de papa noeles, alces y trineos. Personajes poco comunes en un ambiente tropical, cuyas temperaturas de verano dejarían en versión líquida a los populares muñecos de nieve de la Navidad Norteamericana.
Ver a “Santa Claus” y demás inventos del mercado, colgados en paredes, puertas y ventanas, promocionando bebidas, galletas y hasta celulares, nos advierte con tristeza la pérdida, cada vez más creciente, del verdadero sentido de la Navidad. En estos días, Jesús nace y para aquellos que compiten en el feroz mundo de la publicidad, el más grande acontecimiento de la humanidad es simplemente una excusa para hacer de la navidad un producto de consumo masivo, en sus diversas presentaciones. Aparece, entonces, la figura regordeta deseándoles a todos con sus cachetes rubicundos una feliz Navidad, cargada de regalos costosos, obviamente.
Ver a “Santa Claus” y demás inventos del mercado, colgados en paredes, puertas y ventanas, promocionando bebidas, galletas y hasta celulares, nos advierte con tristeza la pérdida, cada vez más creciente, del verdadero sentido de la Navidad. En estos días, Jesús nace y para aquellos que compiten en el feroz mundo de la publicidad, el más grande acontecimiento de la humanidad es simplemente una excusa para hacer de la navidad un producto de consumo masivo, en sus diversas presentaciones. Aparece, entonces, la figura regordeta deseándoles a todos con sus cachetes rubicundos una feliz Navidad, cargada de regalos costosos, obviamente.
Por eso, cada año nuestra Iglesia Católica nos invita a reflexionar sobre ¿qué y a quién celebramos en Navidad?, con el fin de que no caigamos también nosotros, los que creemos que no hay Navidad sin Jesús, en todas las atracciones navideñas Made In USA, que nos intenta vender como propias el comercio mundial.
Nuestra tradición católica está llena de valiosas manifestaciones que rescatan el sentido único de la Navidad. El pesebre, los villancicos, el árbol, entre todos, nos recuerdan cada año que Jesús, Dios hecho hombre, nace para nuestra Salvación. Ante tal realidad, no hay jo, jo, jo que valga. ¡La Gloria para el que se la merece: Jesús, el Mesías esperado!
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